Veinte para las doce:
Creo que ése es cuando comencé realmente a pensar en estas cosas. Los veinte minutos antes y después la medianoche es como magia. No puedo explicarla. Los pensamientos más fuertes me invaden, y los pensamientos son generalmente oscuros pero son a veces casi filosóficos. Y esta noche, lo mismo... (igual que todas, igual que todas: como la historia de Caperucita Roja...¿recuerdas?)
Estoy pensando sobre todo de vida en general: parece un camino largo sin vueltas o callejones. Ningunos árboles u hogares o muestras, solamente el camino, todo al color de gris. El sol y la luna son perezosos, ellos no luchan para el control, y aceptan solamente el ciclo. No entiendo lo qué significa, cuando no hay color. No estoy asustada. No soy triste. Pienso que me cogen en un agujero donde todo está lo mismo, siempre.
Me dijeron que estoy en una encrucijada. Es la verdad pero no me cae bien. Me siento inquieta. Tanto está cambiando adentro, yo no saben porqué, solamente es una fuerza que no puedo parar. Deseo permitir el cambio, me siento que es bueno para mí, pero ese cambio es drástico y puede ser que dañe la armonía. Estoy en una batalla con yo mismo: Odio el cambio, pero me beneficia siempre. Ahora esto... y yo no sé qué hacer. Me dijeron que debo vivir para mí, yo debo permitirme que crezca y que prospere ¿pero en qué coste?
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